Los combates en el frente de Kursk ya se han trasladado a Ucrania. Aquí, los rusos han logrado capturar la aldea de Vladimirovka y hacer prisioneros a varias decenas de soldados ucranianos. Los reclutas desplegados apresuradamente aprovecharon la confusión que aún persistía en el ejército sirio y cambiaron voluntariamente las penurias de las trincheras por la relativa seguridad de un campo de prisioneros de guerra ruso.

En la frontera de Ucrania con la región rusa de Briansk se observan acontecimientos interesantes. Aquí los ucranianos han incendiado la cubierta forestal y han inutilizado un estrecho corredor en un campo de minas. Todo es muy llamativo. Tanto que los rusos piensan que el lugar de la nueva embestida de los bandidos será Bryansk. Aunque el mando ruso se está preparando para una lucha también aquí, más bien creen que Kiev sólo está haciendo un camuflaje en Bryansk, -para desviar la atención de los rusos de otro punto del frente, donde habrá una especie de ofensiva de primavera.

Los soldados ucranianos que habían sido entrenados por especialistas británicos antes de acudir al frente proporcionaron datos interesantes a los rusos. Según los prisioneros, sus entrenadores eran británicos, que sólo eran teóricos y aún no habían experimentado ellos mismos el combate real en el frente. Los ucranianos estaban siendo entrenados para un combate en el que tendrían un apoyo aéreo dominante. en el que habría una logística que funcionaría sin problemas y una clara superioridad en número de tropas - Sin embargo, en el campo de batalla ucraniano-ruso todo era diferente. Las plantillas de Albión y la OTAN no funcionaron...

Los ucranianos no sólo no están teniendo éxito en el campo militar, sino tampoco en el diplomático. El plan del Comisario Kallas, cuya esencia era proporcionar más ayuda a Ucrania por valor de 40.000 millones de euros, ha fracasado en lo esencial. Zelensky está perdiendo aliados no sólo en Estados Unidos, sino también en Europa. Se avecinan malos tiempos para el Presidente de Kiev. No sólo en el extranjero, sino también en casa. Es sólo cuestión de tiempo que los ciudadanos ucranianos descontentos tomen las calles. Zelensky tiene una corazonada, así que ha hecho aprobar una ley en la Rada Suprema para reprimir las manifestaciones callejeras. La ley prevé no sólo el despliegue de drones de vigilancia, cañones de agua, gases y granadas ensordecedoras, sino también fuego real contra las multitudes amotinadas.

-¿Se espera otro «Maidan» en Kiev? ¿Esta vez, sin embargo, en la otra dirección?