En un momento en el que la coyuntura internacional está marcada por la ofensiva del Eje Atlántico Norte (Estados Unidos, Unión Europea y sus aliados de la OTAN) para llevarnos a una situación de Guerra Fría, la reunión del Grupo de los BRICS celebrada entre los días 22 al 24 de agosto en Johannesburgo (Sudáfrica), cobra toda su importancia en la medida que este encuentro ha sido mucho más que la primera reunión presencial que celebran Brasil, Federación Rusa, India, China y Sudáfrica desde la Pandemia. Además de los 5 países que conformaban los BRICS se han encontrado gran número de Estados de todos los continentes, sistemas económicos y culturas, que desde la diversidad defienden la multilateralidad para organizar sus relaciones internacionales y se niegan a integrarse en la dinámica de Guerra Fría según pretende la estrategia con la que los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN y la Unión Europea pretenden recuperar la iniciativa política y económica para frenar su decadencia, dinámica belicista que está llevando al mundo o un periodo de turbulencias y peligros que ponen en riesgo el futuro de la vida en el planeta.
Para empezar, nadie debe entender la reunión de los BRICS como una confrontación con ningún otro foro o articulación de los existentes, sino como un encuentro abierto, de carácter horizontal en la medida que ningún país ejerce un control de la reunión o temas a tratar, es decir, no puede analizarse en clave de una mentalidad de Guerra Fría, sino que debe analizarse como un hito importante en la linea de conseguir que los reajustes y reagrupaciones que se están dando en las relaciones internacionales permitan acumular fuerzas en favor de un orden internacional basado en el multilateralismo.
En este camino de fortalecer el multilateralismo en las relaciones internacionales, la reunión de los BRICS en Johannesburgo, Sudáfrica se ha planteado reforzar la cooperación en los distintos ámbitos de la economía, el comercio y la política, para construir una asociación de carácter abierto, que profundice en la cooperación económica, comercial y financiera, para tener la capacidad necesaria para influir en una reestructuración de la configuración de la comunidad internacional, impulsando una Gobernanza Global encaminada hacia un rumbo justo y razonable que permita dar energía positiva a un desarrollo equilibrado y solidario en favor de todos los pueblos del Planeta, con una especial atención a lo menos desarrollados.
Esta importante cumbre de los BRICS ha terminado con una Declaración Final que va mas allá de las vaguedades con las que se acostumbran a salvar la mayoría de cumbres internacionales en la medida que contiene todos los elementos que definen y ponen en marcha la propuesta sobre la que desarrollar el modelo multilateral de relaciones internacionales. Para ello esta Declaración Final empieza reafirmando el compromiso con la construcción de unas relaciones internacionales basadas en un respeto y una comprensión mutua, que respete las soberanías nacionales y avance en conseguir la igualdad entre países, desde la solidaridad, la democracia, la apertura, la inclusividad y una cooperación reforzada mutuamente beneficiosa.
Tres son los pilares sobre los que los BRICS plantean este sistema de cooperación internacional multilateralidad de beneficio mutuo:
- La construcción de un modelo de seguridad compartida de carácter integral que promueva el progreso y la paz en todo el planeta.
- Un ordenamiento de las instituciones internacionales que las haga más representativas, justas y equitativas.
- Un sistema de relaciones internacionales multilateral, renovado y reforzado para avanzar en un desarrollo sostenible y en un crecimiento inclusivo.
Es decir los BRICS, no se proponen generar un bloque cerrado cohesionado ideológicamente que confronte con otro de diverso signo ideológico o económico, es decir los BRICS no definen ningún enemigo sistémico con el que disputar la hegemonía mundial, sino que plantean desarrollarse como un instrumento en favor de una relaciones internacionales de carácter abierto y multilateral, basadas en el respeto al derecho internacional, que apliquen los principios de la Carta de Naciones Unidas de manera que garantice cómo todos los Estados soberanos del mundo pueden trabajar en pie de igualdad para conseguir un futuro de progreso y paz para toda la humanidad, en armonía con la naturaleza.
Para ello se plantea que es necesario una reforma de las Naciones Unidas, para que sean realmente un instrumento en favor de un desarrollo sostenible que proteja los derechos humanos en todos los lugares del planeta fomentando una cooperación solidaria de beneficio mutuo.
Desde esta perspectiva de conseguir unas relaciones internacionales basadas en el derecho internacional, los BRICS muestran su preocupación por el uso de medidas coercitivas de carácter unilateral que ejercen algunos países contra aquellos que no se someten a sus intereses, porque no solo son ilegales e incompatibles con los principios de la carta de Naciones Unidas, sino porque tienen unas graves consecuencias negativas en el desarrollo de los países que son agredidos.
De esta manera, el comunicado final de la reunión de los BRICS señala cómo la defensa de las multilateralidad tiene que llevar consigo el fortalecer y mejorar la gobernanza mundial, promoviendo un sistema internacional más flexible, eficaz, eficiente, representativo y democrático, para lo que es necesario considerar una mayor representación de los países y mercados emergentes y en desarrollo, en las organizaciones internacionales y en los foros multilaterales. Es decir, la multilateralidad en las relaciones entre países se plantea como el camino para construir un futuro compartido para toda la humanidad, mediante un sistema de cooperación de mutuo beneficio.
De esta manera, como decíamos anteriormente, construir un orden multilateral pasa necesariamente por una reforma integral de las Naciones Unidas, incluido su Consejo de Seguridad, que las haga más democráticas, eficaces y eficientes en el desarrollo de los principios de su Carta Fundacional. Esta reforma tiene que conducir al aumento de la representación de los países en desarrollo en todas las categorías de miembros del Consejo.
En consecuencia el objetivo que se plantean los BRICS es contemplar que los países en desarrollo de África, Asia y América Latina tengan un papel más activo en el desarrollo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en la medida que deben ser los más interesados en que este programa pueda conseguir buenos resultados.
El desarrollo del multilateralismo se plantea desde los BRICS en varios frentes:
1. Planteamiento en relación con una necesaria reforma del orden económico mundial
Un sistema multilateral tiene que estar basado en un sistema comercial realmente abierto y multilateral, transparente, justo, inclusivo y equitativo, no discriminatorio, basado en normas claras y transparentes que aseguren el beneficio mutuo.
Se puede constatar que esta modalidad de relaciones internacionales es todo lo contrario que los Tratados de Libre Comercio que impulsan los Estados Unidos, que en realidad buscan someter el comercio mundial a reglas que le permitan mantener un sistema colonial en beneficio de las grandes empresas multinacionales.
El planteamiento de los BRICS de no responder a las injerencias y reprobaciones del imperialismo encerrándose en un bloque que se desconecte del resto del mundo se refleja en una de las cuestiones que sale con más fuerza de Johannesburgo:
Desarrollar una estrategia en defensa de un mundo multilateral, que tenga dos estrategias que corren de forma paralela y se relacionen de manera que los avances en una estrategia influyen en el desarrollo de la otra y viceversa.
Por una parte, proclaman los BRICS, su disposición para dar la batalla en el seno de las instituciones que como el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, han sido hasta el momento instrumentos de las grandes potencias para someter a los Estados al control de su política económica desde principio coloniales, planteando una reforma tan amplia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que sería una verdadera refundación de los mismos, para que pudieran desempeñar un papel eficaz en la regulación de un comercio internacional justo, mediante reglas que permitan dar un trato especial y diferenciado a los países de desarrollo con prioridad para los que más lo necesitan, pero al mismo tiempo plantean construir instrumentos propios que garanticen la ayuda y comprensión mutua y una diversificación de la estructura financiera internacional de manera que les permita conseguir romper la utilización de la economía como instrumento de dominio colonial.
De esta manera especial se plantea que la reforma de la OMC que se propone necesita contemplar de una forma rápida la selección de nuevos miembros del órgano de apelación, para asegurar un mejor funcionamiento de la organización que evite las medidas comerciales restrictivas, incluidas las sanciones bilaterales que son incompatibles con la norma de la OMC.
Como base para asegurar un comercio justo, abierto y sostenible, los BRICS plantean su compromiso para establecer una sólida red de seguridad financiera mundial, que modifique el actual sistema de cuotas y recursos financieros del FMI, de manera que deje de ser un instrumento del colonialismo, para permitir un mayor protagonismo de los mercados emergentes y en desarrollo, que garantice un papel activo de los países más pobres, reflejando realmente el creciente papel de los BRICS en la economía mundial. Para ello plantean la reforma de las instituciones fundadas en Bretton Woods para que se permita una mayor influencia (FMI y Banco Mundial) de las economías emergentes. En el mismo sentido plantea la creación de un “consenso mundial sobre políticas económicas en prevención de riesgos de crisis económicas y fragmentación financiera”.
De esta manera, el resultado conjunto de ambas tácticas, las de reformar y ejercer más control sobre el FMI, la OMC y el BM, junto a la de construir instituciones propias como el Nuevo Banco de Desarrollo, junto al desarrollo de articulaciones territoriales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, (CELAC) que agrupa a 33 países de América Latina y el Caribe y la organización de cooperación de Shanghái (OCS) que agrupa a 16 países de Europa Oriental y Asia, está dando como resultado una acción envolvente que tiene como objetivo construir una arquitectura financiera y de desarrollo para todo el mundo que rompa el actual sistema marcado por un triunvirato conformado por el FMI, Wall Street y el Dólar USA, dando paso a una gobernanza financiera más plural, más democrática, en definitiva, más multilateral.
En el mismo sentido, tiene una especial trascendencia el mandato que reciben los ministros de finanzas y gobernadores de los Bancos Centrales de los BRICS para impulsar el uso de moneda, instrumentos de pago y plataformas financieras de carácter nacional, para terminar con la dictadura del dólar al tiempo que señalan al “Fondo de Acuerdo de Reservas Contingente” como importante mecanismo para mitigar futuras situaciones de crisis. Al tiempo que el Nuevo Banco de Desarrollo proclama que no seguirá la política del FMI de imponer condiciones económicas y políticas a los países receptores de préstamos, es decir, que hace del respeto a la soberanía de los Estados uno de los pilares sobre lo que construir su actividad financiera.
En definitiva se trata de entender que el sistema financiero internacional no puede seguir siendo una herramienta al servicio de mantener el control y la hegemonía de un pequeño grupo de países desarrollados, sobre el resto de la comunidad internacional y que por ello es necesario abrir paso a un nuevo sistema de relaciones económicas y financieras más representativo, plural, abierto, que dé más representatividad a los países emergentes y en desarrollo, para que sea efectiva la decisión de promover un desarrollo sostenible y un crecimiento inclusivo para que se beneficien todos los pueblos del planeta.
La realidad es que en estos momentos hay suficientes recursos en el mundo para satisfacer las necesidades de la humanidad, pero no las suficientes para satisfacer la codicia capitalista que ha dado aumentar hasta el infinito sus tasas de beneficio.
2. Iniciativas para avanzar en un nuevo marco para las relaciones internacionales y modelo de Seguridad Global
La construcción de un Nuevo Orden Internacional tiene que poner fin a un centralismo de occidente a la hora de entender la vida y asumir que la historia de la humanidad, ni empezó, ni terminara en una única civilización, por lo que es necesario defender una convivencia pacífica y una consistencia armoniosa entre los diferentes pueblos, las diferentes culturas desde el reconocimiento de la riqueza que tiene cada una de las civilizaciones existentes en el planeta.
Por ello los BRICS defienden avanzar en fórmulas de coordinación y cooperación, que aseguren un papel central de unas Naciones Unidas reformadas y una gobernanza mundial justa, solidaria y democrática, de manera que se impida el ejercicio de cualquier medida coercitiva que no esté basada en el derecho internacional y la propia carta de Naciones Unidas, es decir, que se termine con la posibilidad de que los Estados Unidos puedan imponer sanciones unilaterales a aquellos países que no se someten a sus intereses sin que la comunidad internacional lo impida.
Un orden multilateral necesita al mismo tiempo de nuevas reglas económicas y comerciales, desarrollar un sistema de seguridad integral y colectiva de carácter global que esté basado en el compromiso con la resolución pacífica de las diferencias y disputas internacionales, a través del diálogo, la negociación y las consultas, en la medida que la seguridad internacional es indivisible y que los intentos de buscar que la seguridad absoluta de un grupo de Estados se realice a expensas de atacar los intereses del resto de la comunidad internacional, terminan llevando a repetir los desastres que ya ha sufrido la humanidad en las últimas guerras mundiales.
En este punto, ante la situación conflictiva que se vive en determinadas zonas de África, los BRICS plantean el principio de que “los problemas africanos deben de tener soluciones africanas”. Para ello se pone en valor la cooperación entre el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el Consejo de paz y seguridad de la Unión africana.
Sobre la situación en Ucrania y su entorno, que en este momento está siendo el conflicto bélico de mayor intensidad que sufre la comunidad internacional, y que está poniendo en peligro la posibilidad de avanzar en el multilateralismo, los BRICS se sitúan en línea con las diversas iniciativas que se han tomado para una salida negociada y diplomática del conflicto, resaltando expresamente la misión de paz de líderes africanos y su propuesta de un camino hacia la paz negociada.
En línea con este desarrollo de un sistema de seguridad global sobre el que basar la multilateralidad, los BRICS hacen un llamamiento al fortalecimiento de sistemas de desarme y no proliferación, incluida en la convención, sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y tóxicas y sobre su destrucción (CAB), mediante la adopción de un protocolo jurídicamente vinculante de la convención que prevea entre otras cuestiones, un mecanismo de verificación eficaz.
3. El G-20 como referencia del multilateralismo
Un tercer elemento sobre el que basar el multilateralismo es terminar con la preponderancia del pequeño grupo de estados que conforman el G-7 sobre el resto de estados. Para ello se hace una apuesta decidida por situar el G-20 como el principal foro multilateral para la cooperación financiera y económica internacional. Este foro tiene los próximos años una oportunidad para abrir paso a grandes avances en el desarrollo de un orden internacional más justo en la medida que entre 2023 y 2025 se sucederán la presidencia de India, Brasil y Sudáfrica en el G-20, es decir tres de los países de los BRICS van a dirigir hasta el 2025 este foro internacional
La propuesta es situar la implementación de “la estrategia de asociación económica 2025” de los BRICS en línea con el desarrollo de la Agenda 2030 del G-20 y hacerlo en sus tres dimensiones, la económica, la social y la medioambiental.
Al tiempo que se apuesta por el G-20, los BRICS se comprometen a revitalizar la “Asociación por una nueva Revolución Industrial”. Este acuerdo es importante en la medida que son conscientes de que la hegemonía de occidente en los últimos tres siglos está en gran medida sostenida en su éxito en la primera revolución industrial del siglo XVIII, que le permitió tener instrumentos económicos y militares para consolidar en todo el planeta un sistema de dominio colonial. Para evitar perder la nueva Revolución Industrial, los BRICS plantean impulsar desde esta asociación un importante paquete de iniciativas para el desarrollo de las economías productivas de los países emergentes y en vías de desarrollo, resaltando el papel del Nuevo Banco de Desarrollo en la promoción de infraestructura y proyectos de desarrollo sostenible indispensable para asegurar la independencia económica que permita a los Estados en desarrollo romper con el colonialismo.
En la perspectiva de que la asociación de los BRICS sea un instrumento en favor del multilateralismo, se plantea abrir al máximo el ámbito de sus relaciones internacionales, por ello se acogió con beneplácito la participación de un importante número de países emergentes y en desarrollo en el autodefinido grupo de amigos de los BRICS, por invitación de la Presidencia sudafricana, resaltando el interés de un importante número de países por unirse a los BRICS.
En Johannesburgo se dio un primer paso, con una ampliación efectiva a partir del 1 de enero de 2024, que afectará a Irán, Argentina, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía, mandatando a seguir desarrollando el modelo de país socio y elaborar una lista para sucesivas ampliaciones con el mandato de informar de este proceso en la próxima cumbre que se celebrará en Kazán, Federación Rusa, lo que nos plantea otra cuestión de importante repercusión internacional en la medida que la Declaración Final de la reunión de los BRICS termina con una disposición expresa, de Brasil, China, India y Sudáfrica para prestar su pleno apoyo a Rusia durante su presidencia de los BRICS, ya ampliados, que comenzará en 2024. Es decir la Rusia sancionada y aislada por Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea presidirá una de las mayores articulaciones internacionales del momento.
Del desarrollo de la reunión de Johannesburgo y de la lectura de su Declaración Final, que como hemos dicho va mucho más allá de la retórica y las buenas palabras, se concluye que no han conseguido sus objetivos quieres esperaban que las injerencias, las presiones, las provocaciones que los Estados Unidos y sus aliados han venido desarrollando en el último año y medio, debilitarán el multilateralismo para avanzar en su objetivo de consolidar una situación de Guerra Fría que dividiese al mundo en bloques de Estados desconectados y enfrentados entre sí. Por el contrario, de Sudáfrica sale fortalecido el multilateralismo, con unos BRICS más fortalecidos y reafirmados en su voluntad de avanzar en mecanismos de colaboración multilateral, que respetando su diversidad aúnan esfuerzos para frenar los intentos de llevar al mundo a una Guerra Fría que enfrente a unos Estados con otros.
En una referencia estadística que despeja muchas dudas, la ampliación de los BRICS que a partir del uno de enero de 2024 integrarán junto a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes, abarcará el 47,3% de la población mundial, con un PIB combinado, es decir estimado por paridad de poder adquisitivo, del 36,4% del PIB mundial, siendo responsables del 38,3% de la producción industrial mundial. Por comparar, los países del G-7, Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, representan el 10% de la población mundial, el 30,4% del PIB mundial combinado. Ampliando los datos tenemos que el porcentaje del norte global en el PIB mundial pasó del 57,3% de 1993 al 40,6% en 2022, el porcentaje de Estados Unidos pasó del 19,7% al 15,6%.
En este repaso de la fortaleza que acumulan los BRICS, de vital importancia es resaltar una característica especial de la ampliación aprobada en Sudáfrica, la mayor parte de los países incorporados son importantes exportadores de gas y petróleo, lo que supone que los Estados que integran los BRICS controlan el 39% de las exportaciones mundiales de petróleo el 45,9% de la reserva probadas de petróleo y el 47,6% de todo el petróleo producido en El Mundo según infotep.
Sin olvidar que la iniciativa de la Franja y la Ruta impulsada por el presidente de China Xi Jinping en 2013, que hoy por hoy es el mayor proyecto de Cooperación al Desarrollo que existe en el planeta, ha creado una red de plataformas petroleras y de gas natural en todo el sur global, integrando infraestructuras como la ampliación del puerto de khalifa y la instalaciones de gas natural de Fujairah y Ruwais en el emirato árabe unido junto con el desarrollo de la visión 2030 de Arabia Saudí, país que por cierto está negociando vender su petróleo a China utilizando el Yuan, lo que socavaría seriamente la estructura del sistema de petrodólares que sostiene gran parte de la influencia de EE.UU. en la economía mundial.
En esta perspectiva, una conclusión de la simple lectura de estos datos, es que el G-7 tiene más difícil hoy dictar e imponer las normas que rigen la economía y la política mundial y actuar como si fuese el órgano ejecutivo del planeta.
Realizado este repaso para valorar la importancia de la Cumbre de Johannesburgo y la profundidad de los acuerdos alcanzado tenemos que señalar que no podemos engañemos y señalar que el avance de las posiciones de los países que defienden la multilateralidad no nos debe llevar a pensar que quienes quieren llevar al mundo a una nueva Guerra Fría están derrotados. Recordemos que junto a la Directiva de Seguridad de Estados Unidos que marcó el objetivo de reagrupar un bloque de Estados para confrontar con quiénes consideran pueden poner en peligro su hegemonía en el mundo, tenemos la reciente declaración conjunta de la Unión Europea y la OTAN proclamando qué:
“La OTAN y la Unión Europea desempeñan funciones complementarias coherentes y de esfuerzo mutuo en apoyo de la paz y la seguridad internacional, para lo que seguiremos movilizando el conjunto combinado de instrumentos de que disponemos, ya sea, políticos, económicos y militares, para perseguir nuestros objetivos comunes en beneficio de nuestros mil millones de ciudadanos”. En un claro ejercicio de cinismo les falta aclarar en esta declaración qué, tal y como se comprueba en la guerra de Ucrania, para la OTAN y la UE defender la paz y la seguridad es sinónimo de asegurar que el eje Atlántico Norte consolida su hegemonía y dominio en amplias zonas del planeta y que los intereses de esos mil millones de ciudadanos a los que dicen representar lo determinan los intereses del gran capital.
Por lo tanto, a pesar de saludar los avances, no se puede cantar victoria. El enemigo es potente y está decidido a utilizar todos los recursos a su alcance para conseguir sus objetivos, por ello es necesario ser capaces de conjugar los avances que en el plano institucional, político, económico está teniendo el multilateralismo, con conseguir una mayor capacidad de respuesta y movilización popular en defensa de los planteamientos de reformas de las instituciones internacionales que se plantea desde los BRICS, porque sin una presión popular el bloque que ha sido hegemónico hasta el momento no está dispuesto a renunciar a sus privilegios en favor de construir una comunidad internacional que no tenga centros de poder hegemónicos, sino que tenga unas relaciones multilaterales de beneficio mutuo. Para ello es necesario construir de forma colectiva un plan que transforme en acciones concretas los análisis y propuestas que se realizan para que sean realmente efectivas y quede todo referenciado en las acciones institucionales de los gobiernos.
En este sentido se debería estudiar cómo aprovechar espacios de articulación política y social ya existentes para elaborar y sobre todo para ejecutar, lo que podemos llamar un gran consenso en defensa del planeta, en clave de movilización ciudadana que configure la más amplia y plural alianza de gobiernos, pueblos, organizaciones sociales, políticas y sindicales que permita acumular fuerzas para hacer fracasar la estrategia imperialista de llevarnos a una nueva Guerra Fría y permita construir un mundo multilateral que asegure un futuro de paz y progreso para la humanidad en armonía con la naturaleza.
El reto está sobre la mesa, la cuestión es ser capaces de entender que el futuro está en nuestras manos.
Septiembre 2023