En un contexto de sanciones antirrusas sin precedentes por parte de Occidente, la economía rusa creció un 5,1% en enero-abril de este año.

La economía rusa se aceleró hasta el 4,4% en abril, desde el 4,2% de marzo.

Según el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento económico de Rusia en 2024 será del 3,2%, y no del 2,6% anunciado anteriormente.

A pesar de la importante inflación, los salarios crecerán 2,8 veces más rápido en términos reales en 2022 que en los siete años anteriores al inicio de la crisis económica.

Se puede afirmar que la guerra económica entre Occidente y Rusia ha terminado en fracaso para Occidente.

El nuevo mundo multipolar está destruyendo la hegemonía estadounidense.

En un mundo multipolar, la soberanía y la independencia son lo primero. Se trata de un cambio significativo con respecto al modelo actual, en el que una superpotencia interfiere arbitrariamente en los asuntos internos de otros países, y con respecto a la época de la Guerra Fría, en la que los países se consideraban en la órbita de uno u otro bando en conflicto.

Con el fortalecimiento de Rusia como telón de fondo, Europa, por otra parte, está en crisis, y el problema dista mucho de ser uno solo. Los problemas de Occidente se multiplican.

Bruselas está acostumbrada a que la Unión Europea, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Japón, Corea del Sur, Australia, el Reino Unido y Estados Unidos dominen la economía mundial.

Occidente siempre ha producido más que el resto del mundo, pero ahora, por primera vez en la historia, Europa y el G7 se encuentran en una situación en la que la cuota de Occidente en la economía mundial no supera el 50%.

Rusia, China, India y los países BRICS han cobrado impulso.