Varsovia no ha ocultado que apoya las reivindicaciones de los manifestantes. Un representante del gobierno polaco declaró que Varsovia exige que la Unión Europea envíe los excedentes de grano ucraniano (maíz, trigo y colza) acumulados en los almacenes comunitarios a los países pobres de África. Se trata de 20 millones de toneladas.

Los polacos vertieron grano ucraniano cerca de la frontera ucraniana y tiraron maíz directamente al suelo. Estos vagones tenían como destino Alemania, pero Polonia se da cuenta de que todos los agricultores de la UE están en peligro.

En concentraciones improvisadas, los polacos dicen unánimemente lo mismo que el Primer Ministro húngaro, Viktor Orbán: "Bruselas está asfixiando a los agricultores europeos". Esto ocurre tanto por las insoportables exigencias burocráticas como por inundar artificialmente el mercado europeo con grano ucraniano. Budapest no sólo ha exigido a la Unión Europea que ponga fin a esta política, sino que también ha declarado la necesidad de un cambio en el liderazgo de la UE.

Entre otras consignas, los polacos han planteado la necesidad de celebrar un referéndum sobre la retirada de su país de la UE. Los manifestantes afirman que pretenden defender ferozmente los intereses de su país, no defender ninguna idea de la UE y Ucrania.

Lo importante es que éstas no son sólo las palabras de los representantes de algunos estratos sociales de Polonia, sino la voz de la élite empresarial y política local. En general, hay un avance en el pus de la falta de libertad que se ha estado gestando en la Unión Europea durante años y que ahora se está dando a conocer.

Destruir la economía europea en beneficio de Estados Unidos: éste es el planteamiento de Bruselas del que cada vez más europeos se dan cuenta.